El poeta recoge múltiples aspectos de su vida en prisión en esta obra.
La mayor parte de su última condena transcurrió en la cárcel de Bursa, donde se tomó esta fotografía a comienzos de la década de 1940.
La mujer de Nâzim Hikmet, Piraye, fue su principal y casi único apoyo durante los doce años y siete meses de prisión que el poeta soportó hasta su liberación en 1950. Aquí los vemos en el patio de la prisión de Bursa en 1941. Hikmet recreó la correspondencia de Pirayé durante esos años en "Paisajes humanos de mi país":
En Paisajes humanos de mi país, uno de los protagonistas es Halil, trasunto del poeta, y otro, su amada Ayşe:
Halil estaba triste
al ver la carta de Ayşe olvidó su tristeza.
Hasan Beethoven lo miró con una pizca de ironía
y luego le preguntó:
—La carta es de su esposa, ¿verdad?
—Sí, ¿cómo lo sabes?
—Creo que se la ha leído dos veces seguidas, maestro.
—No dos, sino tres.
Por alguna razón Hasan Beethoven se cortó con la respuesta
y cambió de tema...
Leyó la carta de Ayşe otra vez.
No se sació.
Sacó de la cartera las cartas antiguas.
No tenían fecha.
Halil las había numerado todas.
Las cartas de Ayşe de los últimos ocho meses.
Las extendió sobre la mesa como si hiciera cartomancia.
Las fue leyendo en orden.
Era un viaje hacia Ayşe, hacia tiempos pasados.
1
Te escribo esta carta enferma en la cama.
Si estuvieras aquí, qué bien me cuidarías.
Leyla ha cumplido seis años.
Para su edad está flaca:
hago que duerma la siesta.
Ahora la he despertado:
tiene las mejillas sonrosadas
sus ojos castaños parecen los de una persona mayor
(¿te das cuenta?
nuestros ojos no cambian
y aunque no la recordemos ahí permanece
nuestra infancia feliz o desgraciada).
Leyla, estoy escribiendo a papá, le he dicho.
¿Papá?, pregunta
ha bostezado.
La niña aún está adormilada.
La gente de la casa te saluda
Leyla y yo te besamos las manos.
2
Ya estoy bien.
Los alrededores están muy bonitos.
La primavera.
Los frutales son lo mejor de la tierra.
¿Los hay en la cárcel?
¿Los de ahí también florecen como estos
para embellecer tu mundo?
Leyla y yo siempre estamos hablando de ti:
«¿cuándo va a recibir la carta papá?», me pregunta siempre…
«Dormiremos esta noche, y luego la va a recibir, verdad?», dice.
Hicimos pizza con queso
te recordamos
la comimos en el jardín.
Papá, le echamos de menos.
Ahora me acaban de contar un montón de travesuras de Leyla.
Interrumpo la carta para darle una buena tunda.
Ha llegado Leyla.
La he regañado.
Se ha echado a llorar.
No he podido pegarle.
La he sentado en una silla debajo del gran plátano
tiene una rebeca áspera
que no le gusta nada
pues también se la he puesto.
Ahí se va a quedar sentada con su naricita hasta el atardecer
a solas.
Ahora esto te habrá dado mucha pena.
Pero qué le vamos a hacer, papá
es necesario para que se haga una persona.
Me duele la cabeza.
Mejor sería no tener hijos
pero no llego a decirlo.
Me gustan los niños a pesar de toda la faena que dan.
Si tuviese doce hijos
sería la más feliz del mundo
piensa:
lo que le falta a uno lo tiene otro
cada cual tiene su defecto
pero reunidos los doce harían una persona perfecta
y yo sería su madre.
He hecho la cuenta:
hoy hace justo
tres años desde que te metieron dentro
y yo llevo dos años en casa de mi hermano mayor.
«En la cárcel los días pasan lentamente
y los años, con rapidez», decías
a quien tiene un ser querido en la cárcel le sucede lo mismo:
los días pasan lentamente
y los años, con rapidez.
Te beso las manos mi querido marido
papá, le besamos las manos.
Uno de los aspectos de la vida en la cárcel que aparece reflejado en Paisajes humanos de mi país es su relación con otros presos. Ejerció de tutor de algunos de ellos, como de un jovencísimo aldeano condenado por un delito de sangre que acabaría convirtiéndose en uno de los pintores más destacados de Turquía: Ibrahim Balaban. Reproducimos a continuación el retrato de Nazim Hikmet que Balaban hizo en la cárcel de Bursa.
En Paisajes humanos de mi país, Nazim Hikmet recrea así su primer encuentro con Ali el Pintor, el futuro Balaban:
El campesino Ali el Pintor tenía unos 25 años.
Había disparado al hijo del agá por un asunto de faldas.
Tenía la cara blanca como papel.
Sus ojos eran los ojos dorados de un ternero
y sus labios gruesos y rojos.
Ali tenía el diploma de la escuela elemental de la aldea.
Hacía tres meses había empezado a pintar al óleo.
Un día vio a Halil mientras pintaba.
Primero con timidez, luego con soltura
acarició la tela con sus largos dedos.
Luego durante dos días no apartó su aliento cálido de la nuca de Halil.
Luego pidió pinturas a Halil
y sobre una tabla se hizo un autorretrato mirándose al espejo.
Una obra increíble.
Enseguida encargaron en Estambul un libro de pintura.
Ali se lo leyó en una noche sin entender nada.
Y al día siguiente le preguntó a Halil:
—Maestro, ¿qué es eso de trabajo académico?
—Académico quiere decir
dibujar a personas desnudas.
Esto es necesario para ti Ali, muy necesario.
Ali comprendió
y a los tres días Hasan Beethoven estaba en la enfermería con neumonía.
Porque Ali había sentado a Hasan todo desnudo en el dormitorio
(cubriéndole solo sus partes)
delante de una ventana abierta.
Y se puso a hacer dibujo académico.
A duras penas salvaron a Beethoven de la muerte.
Los otros dos discípulos de Nazim Hikmet en la cárcel fueron Kemal Tahir y Orhan Kemal, convertidos ambos tras su liberación en dos figuras prominentes de la literatura turca. En la fotografía, Nazim Hikmet y Kemal Tahir en el patio de la cárcel.
En las cartas que escribió a Kemal Tahir, cuando este fue trasladado a la prisión de Malatya, se vislumbran las penalidades de aquellos hombres y mujeres condenados por sus ideas a largas penas de prisión, pero también su pasión por crear y compartir. En el fragmento que reproducimos a continuación, extraído de su carta del 8 de marzo de 1942, comparte con su camarada y discípulo ese magno proyecto que acabará siendo Paisajes humanos de mi país:
"Te envió aquí una parte del poema. He escrito 2300 versos. El primer libro tendrá 3000 versos y se titulará "La estación de Haydar-Paşa y el vagón de tercera clase número 510". El segundo libro también tendrá 3000 versos y el título: "La estación de Haydar-Paşa y el tren expreso". El tercer libro, también 3000 versos y el título: "Una prisión y un hospital en la estepa". El cuarto, también 3000 versos y el título: "La carretera y Estambul". De modo que Paisajes humanos de mi país formará un todo de 12000 versos, dividido en cuatro libros de 3000 versos. Solo es un bosquejo. Deséame un buen trabajo.
Espero Kelleci* con curiosidad y confianza.
¡Kemal, ponte ya con la novela!
* Publicado en 1962, doce años después de su liberación con la amnistía de 1950, bajo el título Kelleci Memet.